"Realmente pensó que queremos que esas leyes se cumplan? –preguntó-. Lo que queremos es que se quebranten. Es mejor que le quede claro que no está trantando con un grupo de niños exploradores, senor Rearden, y esta no es epoca para gestos amables.
Buscamos poder y vamos directo a él. Ustedes sólo son segundones. Nosotros conocemos los verdaderos trucos y será mejor que lo admitan.
No hay forma de gobernar a personas inocentes, porque el único poder que tiene cualquier gobierno es el de lanzarse violentamente contra los criminales. Y bueno: cuando no hay suficientes criminales, los inventamos. Se declaran delictivos tantos actos, que es imposible que la gente viva sin quebrantar alguna ley.
Quién quiere una Nación de ciudadanos respetuosos de la ley? De qué sirve eso? Pero si uno dicta leyes que nadie puede respetar, que es imposible hacer cumplir, y que no pueden interpretarse de manera objetiva, inmediatamente se crea una Nación de transgresores y, enseguida, se puede caer sobre los culpables.
Así es el sistema, senor Rearden, así es el juego, y en cuanto lo haya comprendido, será usted mucho más fácil de tratar".
"La Rebelión de Atlas", Ayn Rand.